En este post os queremos mostrar la receta de huesos de santo y su historia ya que es un dulce de gran tradición.
El 1 de noviembre es una festividad de tradición cristiana. Se celebra el día de Todos los Santos, día en que se rinde homenaje a los seres queridos difuntos. Esta fiesta está consagrada como un momento de tradiciones, en la que nos reunimos en familia y recordamos a quienes ya no están con nosotros.
Al igual que en otras fiestas como la Navidad o la Semana Santa, en el día de Todos los Santos es costumbre comer dulces típicos propios de esta fecha como huesos de santo, buñuelos de viento, panellets o castañas asadas.
El origen de algunos de ellos, como los huesos de santo o los buñuelos, es algo incierto aunque se considera que es morisco. El hueso de santo, que se elabora con mazapán, podría datar del sigo XVII
Tanto por su forma de fragmento de hueso como por su nombre, trataban de recordar que en estas fechas, los muertos vuelven a la tierra. Simbolizan que se les recuerda y no se les teme.
Estas exquisiteces de color blanco y forma alargada y cilíndrica, hacen las delicias de los más golosos ya que están elaborados a base de mazapán y rellenos de diferentes ingredientes, aunque el clásico es relleno de yema.
Bien sea en su faceta clásica o en aquella más moderna, los huesos de santo y los buñuelos son unos dulces que no faltan en las mesas de nuestros hogares en estos días.
A continuación compartimos con vosotros las receta tradicional de los Huesos de Santo para que la pongáis en práctica y nos contéis que os ha parecido el resultado. Disfrutad y feliz día de Todos los Santos!
Comenzamos poniendo en un cazo el agua y el azúcar para obtener un almíbar ligero, para lo cual hervimos un par de minutos. Después agregamos poco a poco el almíbar a la almendra molida: la consistencia no debe ser demasiado fluida sino más bien la de una masa pastosa.
Formamos una bola y dejamos reposar hora y media o 2 horas o hasta que enfríe por completo.
Preparamos un almíbar con el azúcar y el agua (al punto de hebra fina). Batimos las yemas y vertemos este almíbar poco a poco sobre ellas, hasta que la consistencia sea cremosa porque las yemas se están cocinando. Podemos realizar este paso en el baño María, removiendo sin parar y con atención al punto de cuajado de las yemas. Dejamos enfriar.
Estiramos la masa de mazapán con un rodillo y cortamos en forma de rectángulo.
Después cortamos cuadrados de unos 5 cm de lado y con ayuda del mango de una cuchara plegamos el cuadrado. Pegamos un borde sobre el otro, humedeciendo si es necesario, de modo que nos queda forma de canutillo hueco.
Retiramos la cuchara con cuidado y dejamos secar el hueso de mazapán.
Colocamos la yema preparada en una manga pastelera y rellenamos los huesos.
Después recubrimos con el glaseado, que preparamos mezclando el agua con el azúcar.
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Pues eso es todo! Esperamos que os haya gustado este post de receta de hueso de santo y su historia. Y ya sabéis, si los hacéis mandadnos las fotos porque nos encanta ver vuestros trabajos!!
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