Si ya de por si los macarons clásicos nos encantan por su sabor, por esa mezcla perfecta de la almendra con el merengue italiano, por su colorido y por su relleno espectacular, estos con formas de setas, calabazas, nubes y hojas nos enamoran por completo. El macaron puede rellenarse, en su versión dulce, con ganache de chocolate, con buttercream, con SMBC o incluso con una cheese cream y todos ellos van a estar deliciosos, aunque es cierto que por aquí somos muy fans de los que van rellenos con ganache. Hacer macarons con formas es muy vistoso y podemos emplear diferentes colores (siempre en gel o pasta) para teñir la masa y conseguir decoraciones divertidas. Además, una vez horneados, podemos pintarlos con pintura alimentaria, hecha con colorantes en polvo y un poco de vodka o ginebra o bien con rotuladores de tinta comestible, que son muy fáciles de usar, muy prácticos y limpios, ya que no suelen manchar como la pintura.
Eso sí, siempre hay que tener en cuenta que según el tamaño del macaron de la forma que elijamos, el tiempo de reposo será mayor o menor y que hay que respetarlo para obtener un buen resultado.